Hoy no hablaré de música en este blog, ni tampoco opinaré sobre la última pelicula vista en el cine, ni siquiera hablaré de politica, televisión o cosas triviales. Hoy no vengo ni de buen ni de mal rollo, sólo vengo a contaros una parte de mi vida, quizás el peor momento de la misma. Llevo intentando escribir estas lineas desde hace tres años ya y por un motivo u otro o no me he decidido a escribirlas o sencillamente me han faltado fuerzas. os preguntaréis por qué, cuando leais el asunto entenderéis mejor el porque.
Hace tres años desde que en mi casa la vida cambió por completo. Éramos una familia feliz, con sus regañinas, sus momentos felices y tristes, muy unida y el uno quería al otro, aunque no fuesemos como en la televisión entre los tres nos queriamos. Pero la vida en la que tu y yo vivimos no es feliz, no es rosa y lo malo en esta vida por desgracia se ceba en las personas que no se lo merecen. Hace tres años que en casa somos dos y no tres, y por mucho que me gustase nada volverá a ser lo que era, la vida es así y nada mas podemos hacer. Aquel 17 de julio del 2005 mamá dijo adiós para siempre, y de eso hoy hace ya tres años. Pero la historia comienza un mes antes, cuando a mamá le detectan su terrible enfermedad, esas cuyo nombre sólo al oirlo nos causa un miedo interior capaz de tocar el corazón del más fuerte. Durante un mes mi madre estuvo viviendo en un hospital con lo que eso conlleva, alejado de tu casa y los tuyos, conviviendo con desconocidos en un sitio en el que nadie, absolutamente nadie se encuentra a gusto. Prueba tras prueba observábamos que aquello no era un simple catarro o ataque de neumonía, no, aquello era algo importante y tanto mi padre como yo estábamos asustados pero, sin embargo, mi madre no lo estaba. Es curioso porque mi madre al igual que yo lo soy era una persona mas cercana a la cobardía que a la bravura, pero en esos delicados momentos, en esos momentos de dolor, de miedo agudo ella nunca nos mostró una mala cara, nunca titubeó ni demostró miedo delante nuestro, puede que por dentro estuviese horrorizada, incluso podría haber aceptado que su muerte estaría cerca, pero nunca nos lo hizo ver. Un día llegó la noticia: se lo contaron a ella y después a nosotros, no recuerdo al doctor, pero nunca olvidaré el momento. Mi madre tenía un cáncer poderoso, y como siempre en estos casos los médicos hablaban en porcentajes. Treinta-setenta, el primer porcentaje era el positivo, la vida, el segundo… os lo imaginaréis. El futuro en apenas 4 dígitos, cara o cruz, solo que la cruz era mucho mas grande que la cara. Nuestra vida, la de mi padre y la mía al borde de la tristeza eterna, pero mi madre nos hizo confiar en ella. Mamá nunca dio su brazo a torcer y luchó. Le dieron una sesión de quimioterapia, incluso volvió a casa,a nuestra casa.
Pero enfermó, sufrió una infección muy profunda, tanto que tuvo que ingresar prácticamente de urgencias a la UCI. Y allí menos de una semana. Sabado 16, mis amigos y mi padre me piden que salga aquella noche para intentar despejarme y animarme un poco. Salí, mis amigos me arroparon, y volví bien entrada la madrugada. Apenas llevaba 3 o 4 horas durmiendo cuando de repente siento a mi padre despertándome. “Mamá se ha puesto peor…” dijo, y a partir de aquí sólo recuerdo vistiéndome lo mas rápidamente, y apenas cinco minutos después de acabar de vestirme llegar mis primos para llevarnos al hospital. Fuimos lo mas rápido que pudimos. Llegamos rápidamente, subimos las escaleras, entramos en la UCI, llegamos a su box, o habitación, pero llegamos tarde, mamá acababa de morir. Mentiría si dijese que en aquel momento rompí a llorar, sería falso, sólo recuerdo sentirme vacio, frio por dentro, como si mi vida careciese de sentido. A partir de aquí no recuerdo nada, o sí, pero todo desordenado, recuerdo que fue un día interminable, como si hubiese tenido treinta o mas horas.
Ahora ya me encuentro bien, no me he olvidado jamás de mi madre, pero he aceptado su perdida. Me apena no tenerla cerca como la mayoría de mis amistades, pero me siento orgulloso de ella, de cómo supo ser valiente en los momentos de verdad. Nunca he estado sólo, siempre ha habido alguien a mi lado, mis amigos, mi padre, mi equipo, gente que ha sido muy vital para mi… a todos ellos gracias. Ahora tampoco estoy solo, tengo a mi padre, con el que no paso tanto tiempo como antes pero al que sigo queriendo igual, y tengo unas amistades fantásticas, a veces no tanto como a uno le gustaría, pero siempre han estado ahí. Y ahora tengo una ilusión más por la que merece estar aquí, en este mundo gris, alguien al que quiero y aprecio con locura. Necesitaba contarte amigo lector esta historia, igual me he saltado partes, pero creo que he contado lo esencial, gracias por leerme, sólo necesitaba que estuvieses ahí, tras la pantalla.
Alberto.
Vitoria, 17 de julio de 2008
Hace tres años desde que en mi casa la vida cambió por completo. Éramos una familia feliz, con sus regañinas, sus momentos felices y tristes, muy unida y el uno quería al otro, aunque no fuesemos como en la televisión entre los tres nos queriamos. Pero la vida en la que tu y yo vivimos no es feliz, no es rosa y lo malo en esta vida por desgracia se ceba en las personas que no se lo merecen. Hace tres años que en casa somos dos y no tres, y por mucho que me gustase nada volverá a ser lo que era, la vida es así y nada mas podemos hacer. Aquel 17 de julio del 2005 mamá dijo adiós para siempre, y de eso hoy hace ya tres años. Pero la historia comienza un mes antes, cuando a mamá le detectan su terrible enfermedad, esas cuyo nombre sólo al oirlo nos causa un miedo interior capaz de tocar el corazón del más fuerte. Durante un mes mi madre estuvo viviendo en un hospital con lo que eso conlleva, alejado de tu casa y los tuyos, conviviendo con desconocidos en un sitio en el que nadie, absolutamente nadie se encuentra a gusto. Prueba tras prueba observábamos que aquello no era un simple catarro o ataque de neumonía, no, aquello era algo importante y tanto mi padre como yo estábamos asustados pero, sin embargo, mi madre no lo estaba. Es curioso porque mi madre al igual que yo lo soy era una persona mas cercana a la cobardía que a la bravura, pero en esos delicados momentos, en esos momentos de dolor, de miedo agudo ella nunca nos mostró una mala cara, nunca titubeó ni demostró miedo delante nuestro, puede que por dentro estuviese horrorizada, incluso podría haber aceptado que su muerte estaría cerca, pero nunca nos lo hizo ver. Un día llegó la noticia: se lo contaron a ella y después a nosotros, no recuerdo al doctor, pero nunca olvidaré el momento. Mi madre tenía un cáncer poderoso, y como siempre en estos casos los médicos hablaban en porcentajes. Treinta-setenta, el primer porcentaje era el positivo, la vida, el segundo… os lo imaginaréis. El futuro en apenas 4 dígitos, cara o cruz, solo que la cruz era mucho mas grande que la cara. Nuestra vida, la de mi padre y la mía al borde de la tristeza eterna, pero mi madre nos hizo confiar en ella. Mamá nunca dio su brazo a torcer y luchó. Le dieron una sesión de quimioterapia, incluso volvió a casa,a nuestra casa.
Pero enfermó, sufrió una infección muy profunda, tanto que tuvo que ingresar prácticamente de urgencias a la UCI. Y allí menos de una semana. Sabado 16, mis amigos y mi padre me piden que salga aquella noche para intentar despejarme y animarme un poco. Salí, mis amigos me arroparon, y volví bien entrada la madrugada. Apenas llevaba 3 o 4 horas durmiendo cuando de repente siento a mi padre despertándome. “Mamá se ha puesto peor…” dijo, y a partir de aquí sólo recuerdo vistiéndome lo mas rápidamente, y apenas cinco minutos después de acabar de vestirme llegar mis primos para llevarnos al hospital. Fuimos lo mas rápido que pudimos. Llegamos rápidamente, subimos las escaleras, entramos en la UCI, llegamos a su box, o habitación, pero llegamos tarde, mamá acababa de morir. Mentiría si dijese que en aquel momento rompí a llorar, sería falso, sólo recuerdo sentirme vacio, frio por dentro, como si mi vida careciese de sentido. A partir de aquí no recuerdo nada, o sí, pero todo desordenado, recuerdo que fue un día interminable, como si hubiese tenido treinta o mas horas.
Ahora ya me encuentro bien, no me he olvidado jamás de mi madre, pero he aceptado su perdida. Me apena no tenerla cerca como la mayoría de mis amistades, pero me siento orgulloso de ella, de cómo supo ser valiente en los momentos de verdad. Nunca he estado sólo, siempre ha habido alguien a mi lado, mis amigos, mi padre, mi equipo, gente que ha sido muy vital para mi… a todos ellos gracias. Ahora tampoco estoy solo, tengo a mi padre, con el que no paso tanto tiempo como antes pero al que sigo queriendo igual, y tengo unas amistades fantásticas, a veces no tanto como a uno le gustaría, pero siempre han estado ahí. Y ahora tengo una ilusión más por la que merece estar aquí, en este mundo gris, alguien al que quiero y aprecio con locura. Necesitaba contarte amigo lector esta historia, igual me he saltado partes, pero creo que he contado lo esencial, gracias por leerme, sólo necesitaba que estuvieses ahí, tras la pantalla.
Alberto.
Vitoria, 17 de julio de 2008
Te conozco desde q eramos unos crios, as sido siempre mi amigo y siempre as estado ahi, Sabes que para lo que quieras siempre tendras un amigo aqui.
Un abrazo Alberto !
Ey...
Nunca se me habria ocurrido pensar que escribirias tales palabras...De todas formas, me alegra que lo hayas hecho. Todo lo que escribimos supone un paso adelante, para pasar pagina, para olvidar o recordar, para lo que uno quiera. En definitiva, para mejorar como personas, para crecer por dentro, para aprender...
Sabes que siempre andaremos por aqui, cerca o lejos, da igual, Pixie, eso es lo de menos. Para algo vivimos en el siglo XXI y existen los moviles.
Un beso desde Bristol!
Me duele cuando recuerdo que yo no estaba aquí para poder apoyarte en estos momentos, que desde la distancia sabes que los sufrí contigo y si no lo sabes espero que lo sepas.
Eres un tío de pm Alberto no es ni la 1ª ni la ultima vez que te lo digo.
Un Abrazo